sábado, 3 de enero de 2009

Con el final un inicio

Entre los proyectos que he llevado entre manos y han acabado en el 2008, hay uno especialmente importante que es el del modelo profesional con el que he convivido doce años.

Para ser sincero, no vivo este momento con el estado de ánimo que puede caracterizar un final sino con la ilusión que marcan los inicios. Y no es de finales y pasados en lo que me apetece pensar sino en el diseño e impulso del nuevo proyecto que acaba de empezar.

De todas maneras y fiel a mi trayectoria como trabajador del método, seguiré, a medias, uno de los muchos aprendizajes que he compartido con los compañeros y compañeras del equipo del que parto y es que el final de un proyecto lo determina la evaluación no tan sólo de sus resultados sino de su diseño y ejecución. Y digo a medias porque, estando hasta las narices de estar siempre evaluando, me limitaré a reflexionar sobre un par o tres de elementos que me llevo del recientemente acabado periplo profesional.

Uno de los aspectos que han influido de manera determinante en mi desarrollo y maduración profesional ha sido el de integrarme a un equipo caracterizado por orientar sus actuaciones según criterios de utilidad y rigurosidad para con el producto o servicio prestado. La experiencia de haber probado en carne propia todo aquello que posteriormente se ha exportado a otros entornos, el debate y contraste continuo de opiniones sobre las necesidades y expectativas de las organizaciones y la necesidad de que toda herramienta de gestión deba ser, en esencia, sencilla, palpable y útil, son elementos de los que estoy absolutamente convencido. Y ya sé que casi todo el mundo mundial se apunta a estas máximas…pero conozco excesivos casos en que, tan sólo eso… se apuntan. Es imposible empatizar con lo que es desconocido, no se puede asesorar a directivos sin la experiencia de la dirección, para elaborar planes se ha de planificar y los grandes aspectos que caracterizan ciertas culturas organizativas se han de haber vivido de cerca, por ejemplo, si hay que dar clases sobre gestión pública se ha de haber estado en la Administración…

Otro de los aspectos que me llevo es el de que, realmente, la conciencia profesional que tengo de mí mismo es la que me dan los clientes con los que colaboro. En este sentido quiero traer a un primer plano la importancia formativa y de desarrollo en esta relación. Gran parte de mi fortaleza actual viene diferida por la confianza que se deposita en mí.

Para finalizar, referirme a la importancia de no cazar solo, de compartir y de colaborar, vaya de midwichear. Esto no me preocupa de este nuevo periodo…os tengo a vosotros.



3 comentarios:

  1. Los inicios son siempre fascinantes. Espero que disfrutes del camino que emprendes. Estoy cerca, para lo que necesites.
    Mucha suerte.

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  2. Era cuestión de tiempo ¿verdad? Y no suele ser necesaria una causa externa para que necesitemos cambiar, irnos, movernos... Lo que ocurre es que esta maraña digital infunde muchos ánimos. Por pocos que seamos los que nos da por abandonar la carpa y la red de la empresa, en red somos legión, o peloton, pero muchos.

    En fin, además, como decía la canción, "cazaaar solo no eeeees cazaaar" ;-)

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  3. Debe ser porque estoy leyendo “L’esperit del llop” de Jiang Rong. Fue galardonado en el 2007 con el “man asian literary prize”. Va sobre los mongoles del siglo XX, sobre como Genghis Khan formaba sus ejércitos con cazadores, etc. Me meto demasiado en el tema Anna. Con el cine me pasa lo mismo, es como si la película continuase a la salida… No tengo solución. Hubiera podido decir “recolectores” pero no mola tanto ;-)
    Gracies, por los deseos. Que sean extensivos a ti también.

    Lo sé Odilas, ojalá pueda serte útil yo también…Muchísimas gracias.

    Sí, mkl, ya lo aventuraste hace tiempo…
    Hum…legión son más (un poco más diabólico tambien…) y cuando lleguemos a 300… ¡¡¡Aurrr!!!

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