jueves, 11 de febrero de 2010

La ilusión de perseguir un sueño…

Supongo que si me plantease hacer un viaje lejos y, posteriormente a haberlo decidido, averiguase los recursos de los que dispongo, me podría plantear ir más lejos que si primero averiguase los recursos de que dispongo y en función de estos me plantease viajar.

La diferencia entre las dos aproximaciones estriba en el hecho de viajar a dónde quiero o a dónde puedo.

Si al final decidiese ir a dónde puedo, sólo significaría, entre otras cosas, que lo que quiero, no lo quiero tanto como para invertir en ello recursos y tiempo.

Esta época del año es, para mí, tiempo de dibujar ideas, de diseñar escenarios junto a los clientes con los que colaboro y me encuentro a menudo con situaciones parecidas a la de la analogía del viaje.

En muchos casos parece imposible disociar el momento de decidir a dónde voy de los problemas que surgen mientras se piensa en ello, de tal suerte que, al final, lo más probable es que se construya o diseñe algo a la medida de la situación de la que se parte, algo que seguramente se pueda realizar pero que no llegue a la altura de lo que realmente se desearía hacer. Algo que no ilusione o que resigne a nuestra ilusión.

Desde mi punto de vista, es mejor separar la idea que nos gusta, y de la que partimos, de aquellos inconvenientes que, de momento, se tenga o se prevea que pueden aparecer, así como del método o técnica utilizados para llevarla a cabo.

En un principio, lo mejor es profundizar en ella, en las motivaciones que nos impulsan, en los beneficios y valor que añade a la organización, a sus personas, a los equipos, etc. Hemos de escribirlo, listarlo, ilusionarnos

Una vez la idea de lo que queremos esté realmente clara y alineada con nuestro deseo, ahora sí que toca identificar aquellos factores que generen inconvenientes o dudas para su logro. Aquí es donde se podría encajar el manido 'Diagrama de Ishikawa', aunque no para buscar determinantes de problemas sino para identificar problemas... [¿Qué diría el japo del nombre raro?]

Identificados los factores, buscar, para cada uno de ellos, los obstáculos que prevemos [que si los sindicatos, que si puede haber poca participación, que la dificultad para tratar los datos… ya sabes, los problemillas…] y plantear aquellas soluciones a los problemas detectados que preserven al máximo la idea [el sueño] inicial.

En fin, que ya sé que es muy básico, pero todo sea por hacer lo que realmente queremos hacer [o algo muy parecido] y no sólo lo que podemos hacer… es tan mediocremente común y tan aburrido…

7 comentarios:

  1. Genial Manel.

    Ultimamente que te leo asocio mi realidad con tus palabras de manera inmediata.

    La lógica del mercado en el que ando fuerza al cliente a pensar que lo que se pretende hacer no va a ser posible, aunque sí que bastante ilusionante: "por eso eres consultor, para solucionar problemas que yo no podría por mí mismo" (es lo que seguro ronda por la mente del cliente).

    Sin embargo, saber enseñar a dibujar a los clientes, con lápiz y paciencia, los factores que inciden en el éxito y en el fracaso de un proyecto, hace que pueda verse de manera conjunta un objetivo que le ilusiona y que compartimos.

    Un abrazo!

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  2. Poco (mejor, nada...) que objetar a ese enfoque, compa Manel. Positivo y factible, sin posibilismos ni puerilidades. Me gusta...

    Saludos y buen día.

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  3. Hola Manel,

    Un post genial que comparto.

    A veces lo que queremos y parece tan lejano, no lo esta tanto porque sólo tenemos que cambiar el enfoque de cómo llegar a conseguir el mismo. Por ello, se debe quitar el planteamiento de imposible por es posible y marcando que acciones acometer para poder llegar a esa meta querida.

    El conformismo y la resignación a veces son necesarios cando se persiguen imposibles, sin embargo, en muchas cosas debemos asumir riesgos medibles que nos den lo que deseamos. Esta claro que debemos arriesgarnos por perseguir lo planeado. Cuando se tira fácilmente la toalla comparto contigo que no se quiere tanto eso.

    Saludos,

    Juan

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  4. Sí, la verdad es que a veces nos cuesta separar el “querer” del “poder”. Las circunstancias (limitaciones, prejuicios, …) del momento actúan tal árbol que nos impide ver el bosque de nuestros deseos.
    Pero si conseguimos hacer el ejercicio tal y como lo planteas: meditar sobre el ¿qué queremos (conseguir, ser, hacer)? de manera abierta, obviando el escenario actual, ¡con ilusión!…y a continuación trazamos las espinas del ¿qué hemos de hacer para lograrlo? ¿qué nos impide alcanzarlo? nos daremos cuenta que nuestras limitaciones actuales son sólo eso… un punto que se puede mejorar…
    ¡Gracias Manel por “la piqûre de rappel”!

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  5. @Nacho Muñoz: De acuerdo contigo, diseñar con el cliente, hacerlo participar desde el principio ayuda a convertir la relación en una colaboración. Es aquello a lo que nos referimos siempre cuando hablamos del tipo de relación que se ha de establecer con las personas con las que trabajamos. Eso aporta valor diferencial, seguro... Un abrazo,

    @Manuel Márquez:. Pienso que este enfoque es mucho más práctico que lo que se hace habitualmente, aunque solo se trate por ser metódico: primero una cosa y después otra... Muchísimas gracias! Hoy ha sido un buen día :)

    @Juan Martínez de Salinas: Totalmente de acuerdo. Hay que abordar los inconvenientes a aquello que queremos impulsar y no modelar nuestro “deseo” en función de nuestras posibilidades... ¿cómo avanzar si no? Gracias por el comentario.

    @Maite Muy bueno eso de que “nuestras limitaciones actuales son sólo eso...un punto que se puede mejorar...” Tan solo eso. Qué sepas que me lo apunto! Suena a expresión abierta y desafiante...Vaya! Que anima.

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  6. Será que es más cierto lo de "no querer es no poder" que la sentencia original, "querer es poder". Quizás nos bastase con no saber que algo es imposible para avanzar hacia el logro. Gracias por el post [aunque llegue tarde...]

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  7. Anna: Sí, cualquier problema, por definición, viene con una solución bajo el brazo. Sino no se trataría de un problema ¿verdad? Hay algo de cómo nos han enseñado…a buscar inconvenientes continuamente cuando lo que se necesita son motivos para ilusionarnos. Debe ser lastre semítico de ese del “valle de lágrimas” que todavía arrastramos… Gracias por comentar…”nunca es tarde si el comentario es bueno” ;-)

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